Creatividad e innovación

La mención de la creatividad suele asociarse con algo positivo. Por ejemplo, el compositor de una magnífica sinfonía clásica, o quien creó la primera computadora personal (Steve Wozniak), o quien compone la última canción de moda que “todos” quieren tener, por su creatividad llegan a recibir calificativos de ¡genios!

La creatividad —la facultad de creación— parece algo muy buscado, especialmente por quien quiere vender sus efectos. Pero me parece que no están buscando realmente la creatividad sino la innovación. La diferencia consiste en que la innovación abarca un rango de destrezas distintas que aquel necesario para la creación. El creador puede hacer surgir algo a partir de su destreza creadora, pero el innovador, por otro lado, es capaz de hacer concreto el valor de lo creado en las manos de otras personas; quienes podrían no contar ni con la capacidad creadora ni tampoco estar próximos al creador de origen. En ese sentido está claro el mérito de ambos, creador e innovador, y así me explico el mérito, por ejemplo, tanto de Steve Wozniak como de Steve Jobs.

Sin embargo, el sentido de la dependencia va de la innovación hacia la creación: no hay nada por innovar sin estar precedido por la destreza creadora. Por tanto, coincido con lo expuesto en el siguiente artículo: Why Are There No Successful Innovation Initiatives? Pues si bien la innovación puede ser una tarea de equipo, ya sea en forma de un proyecto de resolución de problemas o incluso un proyecto de ejecución táctica, ambos con marcado énfasis en el esfuerzo cooperativo, la creación, por otro lado, no se aclimata entre las jerarquías mentales, y mucho menos si estas son rígidas y anquilosadas. El caldo de cultivo para la creatividad se echa a perder ante las normas, los estándares, la obediencia, y la burocracia en general. Para que la creatividad dé frutos suele requerirse un considerable grado de libertad, autonomía, y de riesgo por muchos “re-trabajos”.

Por lo que una organización que se vanaglorie por su creatividad y busque ser coherente al mismo tiempo, deberá primero tomar conciencia del lugar real que tiene la creatividad entre sus políticas burocráticas.